Mi ex querida parroquia Santa Inés Virgen y Mártir
(rememorando el pasado.....)
Al renunciar los Padres Camilos a la pastoral de la parroquia Santa Inés, para dedicarse totalmente a su vocación y tareas especificas del Ministro de los Enfermos, el Sr. Arzobispo, Mons. Juan Carlos Aramburu, me nombró párroco de SANTA INES Virgen y Martir, en la que asumí el año 1972 y permanecí en ella durante 14 años, en que fui designado párroco de : Natividad de Maria Ssma, en Barracas. Durante mi estadía en Santa Inés, también me fue pedido de aceptar ser : Capellán del Hospital TORNU, al cual concurría todos los días y así obtener un pequeño estipendio de ayuda económica, ya que la parroquia al ser pequeña tenia escasas entradas.
Así, con buena voluntad inicie mis actividades como párroco de Santa Inés. Al no tener casa parroquial, durante los primeros años, comía y dormía junto a los Padres Camilos, los cuales con su caritativa bondad me hacían sentir como miembro de la misma comunidad; hasta que poco a poco pude tener vivienda. De acuerdo con el Consejo de Administración, formado por: Juan Presta, Secretaria parroquial; Raúl Giménez, Administrador de las gastos parroquiales; la Sra. Amanda de Bencardini; el Sr. Baltasar Pérez y Juan Castro, acordamos trasladar la sacristía ubicada detrás del ábside del templo, en la piecita a la izquierda de la entrada, y de esta manera construir la vivienda en la ex sacristía. En la nueva sacristía, calzaba justo un enorme placard, utilísimo para guardar los ornamentos y todos lo inherente de la liturgia, y que fue construida por el Sr. Di Pasqua.
Mas adelante en el terreno ( pulmón de manzana), ubicado detrás del templo y cedido por los Padres Camilos, sentí el deseo de transformarlo en “Campito” de deporte para dar alegría a los chicos y jóvenes del barrio. Consultado el consejo de administración y a la vez ampliado para resolver dicha tarea, todo fue aprovechado y así nos metimos a dicha empresa. A todo esto, el Sr. Raúl Giménez, encargado de los gastos parroquiales, comentaba con el secretario: “este cura esta loco, no le alcanza la plata para llegar a fin de mes y quiere hacer un Campo de Deportes”. El Sr. Giménez tenia razón . . . , pero con firme empeño y comprobando una verdadera ayuda de la “Providencia”, logramos un “Centro Deportivo para Fútbol, Básquet, Tenis, Voley, y Paleta Frontón”. Para su inauguración se hizo presente el Sr. Arzobispo, Juan Carlos Aramburu. El barrio de la Parroquia era pequeño, sencillo y de gente que vivía del trabajo. Una vez que fui a Mons. Aramburu me dijo: “Voy a agrandar tu Parroquia sacando manzanas a las vecinas”. Le respondí : “Le aclaro que la llamamos La Isla de la Paternal, porque esta cerrada por dos vías de trenes, el paredón del cementerio, las Bodegas, el hospital Alvear y el Instituto: Pizarro y Garrigós. Por eso, es como un pueblito dentro de la ciudad. No fue agrandada.
La feligresía de Santa Inés era buena y agradable; sobre todo se destacaban un grupo adherido en la formación de los Padres Camilos. Entre ellos: la Flia. de la Sra Magdalena Flores, Flia. Cerutti, Flia. Suárez, Pérez, Castro, Berardi, Vázquez, Víctor (enfermero), Camilo (peluquero), Sra. Nemesia, Maria Canedo, Olga Campelo, Hermanas Franciscanas de Paz Soldán y tantos otros ..... Varios de ellos colaboraron constantemente en distintas tareas pastorales y litúrgicas; lo mismo los jóvenes para el canto con guitarra en las misas, y colaboración en la catequesis, reuniones, paseos y fiestas con los chicos.
En el canto de las misas se destacaron: Nora, Ema, Osvaldo, Roberto con el organito, y otros; y en la catequesis: Marita, Azucena, Mónica, Beatriz, Mirta y otros.... En la pastoral de barrio: Nemesia y Maria Canedo fueron de gran ayuda al llevar la comunión. Entre tanta gente buena que recuerdo, me parece bien destacar la humilde figura de “Valentín”, un ancianito portugués, abandonado en el Alvear y recogido por los Padres Camilos, el cual comía y dormía con ellos y colaboraba en cuidar el templo y en pequeñas tareas. Su soledad lo motivaba a buscar cariño, ofreciendo de vez en cuando una flor a una chica un tanto mayor que solía pasarle cerca por la vereda. Cuando a los 74 años murió, lo velamos en el templo, y dicha chica con un gesto noble, depositó sobre su pecho un hermoso ramo de rosas rojas. De igual modo merece ser recordada la Sra. Clotilde ( un personaje especial ) que asumió las tareas del templo luego de Valentín. Por ejemplo. Cuando en el “’78” Argentina salió “Campeón del Mundo de fútbol, un grupo de jóvenes del barrio, llenaron las cajonera de un camión para gritar de alegría por la Capital; ella también, agarro la Bandera de la Iglesia y se subió al camión para gritar con los jóvenes. Tendría miles de recuerdos más que no me detengo a redactar, pero que sigo guardando en mi corazón, y recordando con especial cariño los “14 años” de grato ministerio entre la buena gente de la Paternal.
