Palabras de Carlos Sarthe en recuerdo al Padre Ramos
Se hace muy difícil tratar de recordar la vida y obra de cualquier individuo en dos o tres minutos. Es más complicado aún cuando esa persona a lo largo de su vida ha desarrollado tan profusa y profunda actividad. Tal el caso de quien hoy recordamos.
Sacerdote, Auditor Económico de la Congregación, Profesor de Matemáticas, Rector del Colegio, pero por sobre todas las cosas un gran Hacedor.
Como todo emprendedor, de un carácter firme, con una fuerte impronta personal, que como en todos estos casos hace al hombre justo e injusto en sus decisiones a la vista de los demás; pero seguramente decisiones siempre tomadas con férrea honestidad intelectual.
Firme y sensible a la vez, a tal punto de ayudar en extremo a salvar un bochazo, de golpear la puerta de los circunstanciales poderosos en busca del alumno, del exalumno, del hijo del amigo desaparecido, de no medir tiempo y distancia para acompañar al que estaba en desgracia.
Bromista hábil en el doble sentido y la sana picardía, admirador de la elegancia, jugador de truco al que no le gustaba perder.
Pero sobretodo, portador de un profundo amor por su “Colegio Claret”, institución que dirigió siempre hacia un objetivo de excelencia con una marcada visión de futuro que lo hacía poner toda su pasión y trabajo en pos del mejoramiento de todas las áreas, desde la religiosa, académica, deportiva, tanto como las edilicias del propio colegio, como en su querido campo de deportes.
Los hombres pasan y las instituciones quedan, axioma este que en algunos casos es difícil de mantener porque hay individuos que hacen las instituciones. Difícil será pues, para los que conocimos a la persona y a su obra, recordar, hablar, pensar en el "Colegio Claret" sin hacer lo propio, con el Reverendo Padre Aurelio Ramos, el cura Ramos.
El sobrenombre “Cinquito” no estuvo mal aplicado, en definitiva era su nota preferida. Lo malo es que es un diminutivo, y no cabe un diminutivo en un ser que siempre pensó en grande.
Se hace muy difícil tratar de recordar la vida y obra de cualquier individuo en dos o tres minutos. Es más complicado aún cuando esa persona a lo largo de su vida ha desarrollado tan profusa y profunda actividad. Tal el caso de quien hoy recordamos.
Sacerdote, Auditor Económico de la Congregación, Profesor de Matemáticas, Rector del Colegio, pero por sobre todas las cosas un gran Hacedor.
Como todo emprendedor, de un carácter firme, con una fuerte impronta personal, que como en todos estos casos hace al hombre justo e injusto en sus decisiones a la vista de los demás; pero seguramente decisiones siempre tomadas con férrea honestidad intelectual.
Firme y sensible a la vez, a tal punto de ayudar en extremo a salvar un bochazo, de golpear la puerta de los circunstanciales poderosos en busca del alumno, del exalumno, del hijo del amigo desaparecido, de no medir tiempo y distancia para acompañar al que estaba en desgracia.
Bromista hábil en el doble sentido y la sana picardía, admirador de la elegancia, jugador de truco al que no le gustaba perder.
Pero sobretodo, portador de un profundo amor por su “Colegio Claret”, institución que dirigió siempre hacia un objetivo de excelencia con una marcada visión de futuro que lo hacía poner toda su pasión y trabajo en pos del mejoramiento de todas las áreas, desde la religiosa, académica, deportiva, tanto como las edilicias del propio colegio, como en su querido campo de deportes.
Los hombres pasan y las instituciones quedan, axioma este que en algunos casos es difícil de mantener porque hay individuos que hacen las instituciones. Difícil será pues, para los que conocimos a la persona y a su obra, recordar, hablar, pensar en el "Colegio Claret" sin hacer lo propio, con el Reverendo Padre Aurelio Ramos, el cura Ramos.
El sobrenombre “Cinquito” no estuvo mal aplicado, en definitiva era su nota preferida. Lo malo es que es un diminutivo, y no cabe un diminutivo en un ser que siempre pensó en grande.
Agradecemos al coro de la Parroquia Santa Inés su participación en la ceremonia, también a la Editorial Claretiana que, finalizada la misa entregó a los presentes el libro "Cien años en Misión".
Fotos del Evento