(a su hermano Vicente días antes de su detención).
Nació en Carrizo de la Ribera, provincia de León. Huérfano en su niñez, fue acogido y educado por un tío suyo sacerdote, quien le hizo frecuentar el Colegio de los PP. Jesuitas de La Coruña. Una vida de sencilla y sentida piedad, a la par que una angelical pureza, fueron terreno abonado para el germinar de su vocación al estado religioso.
Tras un cuatriento de permanencia en la casa de los PP. Capuchinos de El Pardo, se sintió vivamente llamado a la Congregación Salesiana, logrando ingresar de Aspirante a
Coadjutor en el Colegio Salesiano de La Coruña, en donde permaneció hasta su ingreso en el Noviciado de Mohernando (Guadalajara) el año 1935.
Cuantos le conocieron encomían la pureza y bondad de su alma, la serenidad de su rostro y la nobleza de su corazón. Los fervores del año del Noviciado culminaron en su generosa y gozosa Profesión Religiosa, que tuvo lugar el 23 de julio de 1936. momento crítico aquellos, llenos de angustia y zozobra, pues la inquietante marejada de la lucha cruenta que enrojecía los campos y ciudades de la Patria avanzaba también hacia la plácida soledad del Noviciado. Los enemigos de Dios acosaban a la codiciada presa; registros, amenazas, violencias, sufrimientos y agonías interminables...Esteban, irradiando placidez y serenidad, aconsejaba a su hermano menor: “ Tú no te separes de mí. Si hemos de morir por Dios, que sea juntos.” Con los demás Hermanos hubo de abandonar la Casa y esconderse durante tres días por las márgenes del Henares. Conducido con ellos a Guadalajara, sufrió con valor, los insultos de la plebe, y por orden del Gobernador regresó a Mohernando en calidad de detenido.
El 1° de agosto, hallándose la comunidad en el comedor, irrumpió en el una patrulla de milicianos. Capturado por ello en compañía de su Director y cinco compañeros más, fue trasladado a la cárcel de Guadalajara en la que vivió, en unión de los demás Hermanos vida de caridad, oración y mutuas delicadezas. Fue su hermosa preparación para el día de la confesión de su Fe. Ocurrió esta el 6 de diciembre de 1936, fecha imborrable en la historia de Guadalajara. Para dar completa satisfacción a su sed de sangre, un griterío imponente se alzó, cual eco de aquel otro de los judíos contra Cristo, pidiendo la muerte de todos los presos. Entre vítores a Cristo Rey y a España, cayeron los héroes bajo el plomo sectario.
ORACIÓN
¡Oh buen Jesús! Que con amor sin medida derramaste tu Sangre por nosotros en la Cruz, dígnate mirar la generosa ofrenda que de su vida te hizo tu fiel siervo ESTEBAN.
Glorifícate en este mundo para que el ejemplo de su sacrificio nos aliente a defender siempre, incluso con la vida, los intereses de Dios, de la Iglesia y de nuestra alma.
Te ruego, Señor, me concedas, por su intercesión, la gracia (dígase cuál) que humildemente te pido si ha de ser para mayor gloria tuya y provecho espiritual de mi alma.
Te ruego, Señor, me concedas, por su intercesión, la gracia (dígase cuál) que humildemente te pido si ha de ser para mayor gloria tuya y provecho espiritual de mi alma.
Pater,
Ave y Gloria,
Credo y
la jaculatoria “María Auxilium Christianorum”
Ora pro nobis.
Ora pro nobis.